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lunes, 14 de febrero de 2011

Sistema Inmunitario - las defensas del organismo


Las Defensas Inmunitarias
Entre los principales agentes de nuestras defensas antiinfecciosas, hay que citar ante todo a los linfocitos que pertenecen al grupo (son entre el 15 y el 20 %) de los glóbulos blancos. Hay dos grandes tipos de linfocitos: los "B" y los "T"; uno y otro provienen del centro de la médula ósea pero cumplen destinos y roles diferentes.

Los linfocitos "B" son verdaderas tropas de choque, que se presentan primero ante todo agresor (microbios, virus, toxinas o sustancias extrañas) y son denominados antígenos.

Frente a estos huéspedes indeseables, se transforman en plasmocitos de combate. Durante la batalla, que entonces comienza a librarse, se forman con ciertas moléculas proteínicas presentes en el suero sanguíneo, llamadas globulinas, unas sustancias defensivas específicas de cada antígeno considerado. Estas sustancias forman inmunoglobulinas, más conocidas bajo el nombre de anticuerpos y están subdivididas en muchas clases, según sus actividades propias y sus lugares preferenciales de acción.

Por su parte los linfocitos "T", tienen una vida más larga, migran en principio hacia el timo, pequeño órgano glandular situado en el tórax detrás del esternón, luego circulan en la sangre donde se acumulan hacia el bazo y los ganglios. Intervienen en las infecciones intracelulares y se sub-dividen en linfocitos T citotóxicos , es decir en los asesinos de las células infectadas por un virus. Estos linfocitos son los agentes de la inmunidad celular.

Finalmente, están los otros combatientes del gran ejército antiinfeccioso: los macrófagos. Son también glóbulos blancos pero de gran tamaño y con una gran movilidad, que les permite llegar a todos los lugares del cuerpo. Tienen la capacidad de englobar y digerir los residuos celulares y en particular aquellos de origen microbiano. Son los que terminan barriendo el campo de batalla.

Estos diferentes combatientes de nuestro sistema inmunitario, -linfocitos, inmunoglobulinas o macrófagos- permiten neutralizar y luego aniquilar a los gérmenes agresores.

Pero si están débiles, la infección se desarrollará y será necesario recurrir a los antibióticos. Por eso es importante mantener y multiplicar todas estas diferentes armas antiinfecciosas. Con más razón si se acerca el invierno.

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